La floristería está cambiando rápidamente. Si bien hace solo unos años, las flores secas se asociaban con los ramos polvorientos del aparador de la abuela, hoy forman parte de proyectos de interiorismo de moda y regalos de alta gama. Rosas preservadas en sombrereras, ramos de lavanda, hierba de la pampa y eucalipto se han convertido en una alternativa completa a las flores frescas.
Se prevé que esta tendencia se consolide en 2025. Según Market Research Future, el mercado mundial de flores preservadas crece a una tasa anual promedio del 8-9%. En Rusia, los participantes del sector estiman que la participación de las flores secas y los arreglos preservados en el negocio floral ya se acerca al 12-15% de las ventas totales, y la demanda sigue creciendo.
1. Longevidad
Un ramo fresco solo dura unos días. Las flores preservadas conservan su belleza de 1 a 3 años, mientras que las secas pueden durar incluso más. Esto es especialmente importante para las empresas: restaurantes, oficinas y hoteles no están preparados para renovar su decoración semanalmente.
2. Rentabilidad
A primera vista, el coste de estos ramos parece más elevado (por ejemplo, una rosa preservada cuesta de 3 a 4 veces más que una fresca). Sin embargo, al comparar los gastos anuales, los clientes ahorran hasta un 40-50 % de su presupuesto de diseño.
3. Estética y tendencias
Las flores secas encajan a la perfección en los estilos boho, ecológico y minimalista. La hierba de la pampa, el algodón y el eucalipto preservado se han popularizado en los últimos años. Según Pinterest Trends, las búsquedas de "decoración con flores secas" y "flores estabilizadas" han crecido más del 200 % en los últimos tres años.
4. Durabilidad y comodidad
No hay que cambiar el agua ni preocuparse por las corrientes de aire o el calor. El arreglo deleitará al cliente durante meses. Esto es especialmente importante en espacios sin luz natural, como tiendas o vestíbulos de hoteles.
1. Falta de fragancia
Uno de los principales argumentos a favor de las flores frescas es su fragancia. El aroma de rosas, peonías o lirios recién cortados crea una atmósfera emotiva y realza la impresión del regalo. Las flores secas y las plantas preservadas carecen de este efecto: lucen hermosas, pero carecen de fragancia, y a veces incluso se asocian con la artificialidad. Para algunos compradores, la fragancia simboliza la sinceridad y la vitalidad del regalo.
2. Fragilidad
Las flores secas y los arreglos florales preservados requieren un manejo más cuidadoso. Los tallos pueden romperse durante el transporte y los pétalos pueden arrugarse o desmoronarse. Esto es especialmente cierto en el caso de variedades frágiles, como la lavanda o la gypsophila. Los clientes a menudo tienen que explicar que estos arreglos no deben moverse con demasiada frecuencia ni colocarse en zonas de mucho tránsito. Esto limita su funcionalidad en comparación con las flores frescas, que requieren un manejo más sencillo.
3. Emotividad
Un ramo fresco simboliza el momento presente. Regalar flores frescas es una forma de destacar una ocasión especial, de llamar la atención en un día especial. Por eso siempre son un regalo predilecto en días festivos, bodas y cumpleaños. Las flores secas y las plantas preservadas no evocan la misma respuesta emocional: se centran más en el estilo, la durabilidad y el diseño que en la emoción. Algunos clientes las perciben como una solución fría en lugar de una muestra de afecto.
Para los floristas, las flores secas y las plantas preservadas no son un reemplazo, sino un nuevo mercado y nuevos clientes.
Las flores secas y las plantas preservadas ya no son un nicho reservado para unos pocos, sino una tendencia en pleno auge que complementa a la perfección los arreglos florales naturales. Abordan otros desafíos: crean soluciones de diseño de interiores con estilo, permiten a las empresas ahorrar en la sustitución regular de arreglos y ofrecen un regalo único para quienes valoran la durabilidad y un enfoque único.
Para los clientes, esto representa una combinación de practicidad, estética y estilo contemporáneo. Para los floristas, es una verdadera oportunidad para ampliar su gama de productos, atraer a un nuevo público y aumentar las ventas promedio. Además, estos proyectos les ayudan a establecer alianzas con diseñadores de interiores y clientes corporativos que valoran la durabilidad y el impacto visual.
En los próximos años, la capacidad de combinar flores naturales con arreglos duraderos se convertirá en el sello distintivo de una floristería sólida y competitiva. Quienes puedan ofrecer a los clientes ambas opciones y adaptarlas a sus necesidades específicas ocuparán una posición de liderazgo en el mercado.
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